miércoles, 14 de noviembre de 2018

Manos de lija, visión femenina. El lado romantico de las cosas

Se sonroja fácilmente y eso le hace sexy, casi tanto como su sonrisa, una de esas de oreja a oreja, de las que iluminan una habitación. Su mirada es alegre y chispeante, y tiene unos preciosos ojos azules con los que te derrite al mirar.
Es uno de esos tipos sencillos a primera vista pero que te atrapan sin darte cuenta, atractivos al segundo vistazo. Tiene un cuerpo bien contorneado, cintura estrecha, culo prieto y espalda ancha, un  triangulo de las bermudas, e imagino que luce unos impresionantes abdominales.
Me atrevería a decir que es un empotrador, o tal vez lo sea en mi mente pervertida y morbosa, en mis sueños mas eróticos y húmedos. Esos en los que sientes cada caricia como si fuese tuya, donde la humedad de tus muslos recorren cada centímetro hasta los tobillos y donde los jadeos se hacen cada vez mas intensos, hasta que, sin darte cuenta, llegas a un clímax tan real como doloroso, al despertar y ver que el no es el dueño de tu placer.
Y el morbo esta servido, al menos así lo sentí cuando, por primera vez, note sus manos, cuando sin querer, un rocé de su piel me hizo estremecer. No eran suaves, al contrario, eran ásperas y secas, como la lija. Pero eso no me echo atrás, al revés, quería volver a sentirlas, quería ver cuanto me excitarían, quería sus manos de lija sobre mi piel.
Desde aquel día, imaginaba su cuerpo sobre el mío, acariciando mis muslos con sus ásperas manos, sintiendo sus labios en mi boca, ahogando mis gritos de placer. Me veía tirando de su pelo, alborotándolo y despeinándolo, y su profunda mirada, sus bonitos ojos azul intenso, puestos en mi, como si en ese instante no habría nada mas importante en el mundo, solo el, yo y el mas intenso y profundo de los placeres. Un sueño que se repetía una y otra vez.

Me gusta observarle, ver como se mueve, como respira... es una delicia verle sonreír, oír su sexy, suave y masculina voz. Me derrite cuando me mira a los ojos mientras habla, es como un vicio incontrolable mirar sus sensuales labios y no dejar de morder los míos, como si fueran los suyos los que están en contacto con mi boca. Y sus manos... me vuelven loca, ásperas, masculinas... de esas que saben tocar, de las que acarician suavemente pero con firmeza. 
Nada en el me desagrada. Tal vez algo si... su forma de hablarme, pero claro ¿quien soy yo? Yo no soy nadie, solo la chica que pasea de un lado a otro con el trapo en la mano. Solo aquella de la que nadie recuerda su nombre. 
¿Quien? 
La chica de la limpieza.

continuara...

miércoles, 28 de marzo de 2018

Sonrie

Sonríe. Y mi alma se alborota.
Me mira. Mis mejillas se sonrojan.
Dice mi nombre. Mi corazón  se desboca.
Y en mi soledad lo imagino, a mi lado, susurrándome al oído,
Acariciando mis muslos… penetrando mi ser… suplicando mas placer.
Y mañana volveré, sólo para verle sonreír.

martes, 13 de marzo de 2018

Nunca sera

Y no puedo evitar mirarle a los ojos y sonreirle  cuando me mira...
Suspirar si me roza ...
Me explota algo dentro... muy hondo... pero no es sólo amor... Es también  dolor, por que nunca será para mi, ya que sus ojos y los míos nunca sentirán lo mismo.

lunes, 6 de marzo de 2017

Manos de lija (parte dos)

Y aquí estoy, con una tía que me vuelve loco, medio en pelotas, en la sala de spinning de un gimnasio, con el rabo tieso y con los ojos mirando hacia la puerta, por si nos pillan en medio del polvazo que le pienso echar.

Sus manos aprietan mi culo con ansia, y las mías sienten la humedad de su chocho moreno, que hace que mis dedos resbalen en su interior con suavidad, sus jadeos se intensifican y sus caderas se mueven hacia delante y hacia atrás.
Siento sus manos bajando mi slip, mi polla salta de alegría al ver que se agacha y con mirada lasciva se la mete en la boca. No deja de mirarme. No deja de lamerme. La mordisquea, lo acaricia, y yo estoy en la puta gloria.
Vuelve a mi, ansiosa. Me besa. Me alborota el pelo, me desnuda mientras me va acariciando... me esta volviendo loco, y este es el momento, aquel que estaba deseando, aquel por el cual me decidí a venir al gym. La empotro contra una de las vigas de la sala, sonríe... la levanto suavemente mientras beso su ombligo, recorro con mi lengua su pubis, le miro a los ojos,  lo desea. Coloco sus piernas sobre mis hombros, y me embriaga su aroma, cierro los ojos y disfruto del momento. Tiene sus manos entrelazadas con mi pelo y suavemente me voy acercando... siento el calor, la humedad... mi lengua recorre todo su esplendor, muerdo su clítoris con suavidad, noto como crece, como se endurece, como se humedece... tira de mi pelo hacia atrás y me pide que la bese. Nuestro sabores se unen en nuestras bocas. Se
cuelga de mi cuello mientras se posiciona para que la penetre. Deslizo mi polla en su interior, el placer nos envuelve, jadeamos, follamos hasta corrernos, yo sujetándome a la viga, ella sujetándose a mi, como siempre quise hacer y no pude, hasta ahora.

 El gato y el ratón están cachondos perdidos, aun teníamos ganas de mas, pero me faltaba algo de música, algo de ritmo para nuestras caderas. Me acerco al equipo de música y le enchufo mi mp3. Busco algo con ritmo, mientras ella coge una pelota, una de esas grandes que utilizan para pilates. No se que pretende pero pienso averiguarlo.

No soy de música sensual, así que espero que le vaya lo duro. Suena "believer" de imagine dragons, desde que la escuche he querido follar al ritmo de esta canción, y después, "chop suey" de system of a down ¡¡brutal!!
Al girarme para buscarle, la veo mirándome, sujetando la pelota entre las manos, con una enorme sonrisa en su preciosa boca. Me mira la polla, que le devuelve la sonrisa.
- ¿Siguiente asalto? -pregunta humedeciéndose los labios y tirándome la puta pelota. Se esta descojonando la muy puta y encima tocan a la puerta.
-¡¡Ocupado!! -grita mientras ríe a carcajada. Me encanta su atrevimiento, su naturalidad, su risa, su mirada, me encanta toda ella.
-Que ¿has terminado? Yo quiero otro. ¿Que pasa? ¿No puedes o que? -me esta provocando.
-Solo admiraba lo que tengo frente a mi. -lo digo sin pensar.
-¿Te vas a poner romántico?
-No me jodas, venga al lío. -disimulo y le lanzo la pelota.
Me indica que le siga con el dedo, obedezco. Me lleva al fondo de la sala, coloca la pelota en el suelo y se vuelve hacia mi. Coloca sus manos alrededor de mi cuello y me susurra al oído:
-¡Vamos manos de lija, que no se diga!
-¿Quieres jugar? -no se si me vacila, pero me gusta.
-¡Quiero follar! -me dice tirando de mi pelo y obligándome a que me siente sobre la bola. Se coloca sobre mi, me acaricia, me besa, me penetra, ella lleva el ritmo. Un ritmo duro, rápido, excitante.
La música sigue sonando, y nosotros follamos a su ritmo.


Me pasaría todo el día aquí, con ella, desnudos, mirándonos, follándonos. Ya no solo por el placer del sexo, que también, si no por su compañía, su insolencia, su atrevimiento, que me excita, me gusta, me enamora, si, lo he dicho, me enamora, a tomar por culo.

Continuara...

viernes, 17 de febrero de 2017

Manos de lija (parte uno)

La idea era ejercitar el cuerpo, convertir mis  lorzas en una tableta de chocolate, de esas que vuelven locas a las mujeres. Hacer de mis fláccidos brazos un buen armazón para poder abrazar, y que cojones, para levantarlas al follar.
Por que seamos sinceros, a los tíos nos encanta la idea de follar empotrándolas contra algo, agarrándolas del culo y abriéndoles bien las piernas, para que les entre todo el trabuco. También me mola la idea de comerles el coño contra la pared, ya sabéis, sujetando su cuerpo en mis hombros mientras me alborotan el pelo y gritan mi nombre una y otra vez.

Conseguí mi objetivo, y algo mas.

Llevaba un año moldeando mi cuerpo a base de dieta estricta y ejercicio, y aunque no había llegado al objetivo fijado por mi entrenador, se notaba un cambio considerable.
Eran las diez de la mañana de un frío viernes de diciembre, llevaba casi una hora de entrenamiento cuando una chica alta, morena, de intensos ojos verdes y una preciosa sonrisa entro en el gym. Su dulce y embriagador aroma penetro en mis fosas nasales a su paso por la sala de maquinas, haciendo que me desestabilizara y cayera a sus pies, poniendo en sus mejillas un bonito color rosado. Con su dulce mirada me ofreció la mano para ayudarme a ponerme de pie, y con un "hola que tal" termino de romper todos mis esquemas.

La gente que se entrena en un gimnasio, sabrá, que si lo hace sin guantes, acaba teniendo unas manos llenas de durezas, ásperas y secas, por que los tíos, al menos yo, no nos cuidamos una mierda la piel.
Al principio no me molestaba, miraba mi cuerpo y merecía la pena, pero a las tías no les gustaba, ellas preferían unas manos suaves y bien cuidadas, así que me daban el coñazo para que me diera cremas. Decían que a las tías les gustaba los tíos de manos suaves, que mis manos de lija no las soportaría ninguna mujer, que con esa piel nunca me follaria nada y bla bla bla...
Se equivocaron. Folle, ya lo creo que folle. Joder, como me la folle.

Aquella morena de mirada alegre y dulce aroma, era la nueva profesora de spinning, y como buen empotrador, sabia que tenia que apuntarme a una de sus clases. No tenia ni puta idea de lo duro que seria, solo pensaba en tirarmela. En la sala de maquinas, sobre la colchoneta, en la ducha, en la sauna, sobre la cinta, contra la pared, de día, de noche... de todas las formas posibles, en todas las posiciones del puto kamasutra, en su casa y en la mía, en mi coche y en la moto... pero las manos, mi putas y ásperas manos...


Tres días por semana, durante una hora y 40 euros mensuales, mas otra hora de entrenamiento en la sala de maquinas y otros 40 euros mensuales, eran el coste por mi encoñamiento con la morena, pero el culo prieto y las piernas contorneadas también merecieron la pena.
El puto spinning era agotador, y Laura, la morena del culo prieto que me tenia loco, era una salvaje que no me dejaba respirar. Me sonreía putamente
cada vez que me veía sacar la lengua, y juraría que le ponía cachonda verme sufrir.
-Vamos, Alex, que no se diga. -me gritaba desde la otra punta de la sala mientras me guiñaba el ojo y se partía el culo, la muy puta. Como te coja te vas a enterar, me decía a mi mismo, pensando en empotrarla contra la pared, penetrándola una y otra vez, dejándola sin aliento entre polvo y polvo. Sin permitir que se corra, aunque me suplicase, aunque implorase, la follaría salvájemente y le castigaría con el placer mas extremo.
 Se me ponía dura cuando me sonreía. Y ella lo sabia. Ella decidió follarme aquella mañana de diciembre, y no al revés. Iluso de mi. ¿dulce? ¿tierna? mis cojones treinta y tres, era una salvaje indomable con piel de cordera que me volvía loco con su mirada traviesa y su sonrisa picarona. Me enloquecía por que solo era conmigo, solo yo veía ese otro lado salvaje y juguetón, por que era yo a quien ella quería en su juego, y eso me enloquece. El juego del gato y el ratón.

-Alex, tal vez necesites alguna clase particular, el pedaleo ha de ser mas intenso y no te veo sudar como antes. -me soltó de buena mañana, me dejo blanco. Pasamos al siguiente nivel.
 Gato 1, ratón 0.
-Si claro, me vendría bien, ya que últimamente estas floja y no me motivas nada.
Gato 0, ratón 1.
-¡Ah, si! Muy bien, en una hora te quiero ver en la bici. Veras que es motivación.
Gato enfadado, ratón cachondo.

En una hora la sala quedaría vacía, por lo que solo estaríamos ella y yo, mi culo en un aprieto, mi polla saltando al vació y mi sufrimiento dibujando una sonrisa en sus labios.

-Muy bien Alex, vamos a ver ese culo arriba, no quiero verte  apoyarlo en el sillín ni un segundo... ¡¡Vamos arriba!! -la música suena alta a rabiar, la bici esta dura de cojones y su mirada en mi espalda, mirándome el culo... puta madre, lo que  hace uno por follar, joder.
La sala estaba cerrada a cal y canto, solo ella y yo, el gato y el ratón, y una bici. Yo sudaba como un cerdo. Sentía su mirada en mi culo e imaginaba su sonrisa de satisfacción y lo jodido del asunto es que me estaba poniendo tremendamente cachondo. Que no podía dejar de imaginármela empotrada contra la pared, jadeando de placer, gritándome que le de mas, suplicándome, alborotándome el pelo, y de pronto ¡zas! siento que me arde el culo.
-¿Que coño? ¿me has azotado el culo? -veo su mirada, su picardía en lo que acaba de hacer.
-Venga Alex, que no se diga...-ostia, mi nombre suena jodidamente sexy en su boca.
Gato 1 ratón 0.
-Bueno ya esta bien. Te voy a follar, ahora mismo, contra la pared, contra el espejo, en el puto suelo, me da igual, pero te lo voy hacer.
Se muerde el labio, la muy... estaba esperando, ella ha decidido que será hoy.
Me bajo de la bici. Esta tranquila, mirándome fijamente. Me acerco, sigue sonriendo. Pero estoy sudado, y no quiero que sea así. Y mis manos. Ostia mis manos.
-¿Alex? -me dice sorprendida.
Me paro en seco, y me doy cuenta que no es una buena opción, que no quiero hacerlo así. No quiero el recuerdo de un polvo rápido y sudado, o peor, un rechazo doble, sudor y manos de lija. No, hoy no será el día.
-Lo siento, tengo que irme, te libras por un pelo... -le dejo plantada, y veo la decepción en sus ojos, me pierde su mirada y no quiero dejarla así. Acerco mis labios a los suyos, sin tocarlos. La miro fijamente. Pestañea varias veces y vuelve a sonreír.
-¿Demasiado para ti? -me suelta mientras acerca sus labios hasta rozar los míos.
-No, yo... -y no puedo aguantarme. La beso. Labios carnosos y suaves. Jadea suavemente. Llevo mis manos a su rostro, ella rodea mi cintura.
Nuestras lenguas se unen en mi boca. Me aprieta el culo, mientras me acerca hacia a su cuerpo. ¿Quiere ver si estoy palote? Pues se va hacer daño, por que tengo el rabo como el martillo de Thor.
Suavemente la llevo hasta la pared. No parece molestarle mis manos, ni mi sudor. Se deja llevar. Manosea mi cuerpo, acoge mi lengua en su boca. Pasa sus manos por mi cuello y eleva sus piernas hasta mi cintura. Esta dispuesta, estoy deseoso.
-¿Puede entrar alguien? -pregunto intrigado.
-Si. -responde segura, mientras me quita la camiseta, y se muerde el labio, le gusta lo que ve, me mira lasciva, me pone a mil.
Con cierto miedo meto mis manos por debajo de su camiseta. Su piel suave reacciona a mis caricias. Le gusta. Jadea. Subo por su espalda, despacio, bajo hasta sus caderas, me recreo en el paseo, lento, disfruto. Tira de mi pelo, me susurra al oído "me gusta" y me vengo arriba. Le suelto el sujetador, le subo la camiseta hasta quitársela y veo asomar sus precisos pechos, turgentes, endemoniadamente perfectos. Los beso, los lamo, los muerdo... jadea otra vez, esta disfrutando. Tengo el rabo para reventar, pero hay mucho que disfrutar aun. Siento sus manos a través del pantalón, acaricia mi culo, lo aprieta, lo estruja entre sus dedos, me pide mas... pasamos al siguiente nivel.
Gato 1 ratón 1

Continuara...